Traza una línea recta de tiza en el suelo, ante ti.
Muy bien, déjala ahí. Luego volveremos.
Ahora sal de casa. Disponte a cruzar la calle por el paso de cebra. Espera que el semáforo cambie. Mira a izquierda y derecha. Muy bien.
Ve a trabajar, o adonde sea, según lo que hagas. Llega a la hora. Saluda.
Pórtate bien. Modérate. Acaba a la hora. Despídete.
Yendo al bar, llama a quien tienes que llamar. Corto, conciso. Evita lo cómodamente evitable y rehúye lo molestamente inevitable. Formal.
Reúnete con quien te plazca. Queda con quien debas. Haz los deberes.
Vuelve a casa. Contempla la línea de tiza. Añade otra. Déjalas ahí.
Luego volvemos.
viernes, 28 de mayo de 2010
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¿Vamos a trazar un mapa imaginario, que dejará de serlo entonces, de alguien o algo?
ResponderEliminarOjalá.
ResponderEliminarPero no. Mucho me temo que cada una de esas líneas de tiza -metaforilla del arcano círculo de sal abjuradora- representa un límite, un obstáculo en nuestra conducta. Cada una de esas líneas de tiza son los límites que no hemos osado traspasar.
Pero quizá, gracias a un amomentánia creencia en la vaya usted a saber qué alquímico proceso o estado transitorio, esos límites sean traspasables.
ResponderEliminar¿Podemos creer que nuestra conducta puede variar a lo largo del tiempo y que seríamos capaces de superar nuestros propios miedos?
¿Qué te impide cruzar una línea de tiza?
ResponderEliminar¿Se lo preguntáis a aquellos que creían en el "arcano círculo de sal abjuradora"?
ResponderEliminarEl "problema", por denominarlo de alguna manera es que los límites reales, metáfora estas línias de tiza (obsérvese la dirección de la comparación), muchas veces no son traspasadas por ciertas barreras o fronteras que se (auto)imponen y una vez aceptadas ya parecen infranqueables.
La línia de tiza dibujada en el suelo podemos ser capaces de traspasarla, pero a veces hay límites que uno no sabe porqué lo son.