miércoles, 28 de abril de 2010

El Reich Postporno era eso.

Pensé que sería interesantísimo hablar del placer de beber leche a morro del brik, ese efímero viaje a las ubres maternas, pero no lo haré. No lo haré porque si no lo hago tengo una frase espléndida para empezar el artículo y, si lo hiciese, tendría un artículo soez a rabiar.


Últimamente digo mucho la palabra 'blog'. En frases tipo '...mi blog', '...en el blog' y similares. Así que prou. Más cuando hará días que no escribo en él. Justo sería decir que me he enmerdado en un proyectillo que verá su luz aquí, en...'mi blog'. Por lo que, sin preámbulos, pasemos al tema del día. Y hagámoslo en primera persona, y viva Maslow, y Pavlov, y Russell.


Resulta que tras leerme un quintal de capítulos de la autobiografía de Santiago Ramón y Cajal, obra fascinante, elegante, didáctica, simple y lineal, me he lanzado atigradamente al lomo de dos libros. Deduciréis que hoy, en el menú, hay dos tazones de puré-chof. Digirámoslos.


Primero, "El Reich de los Mil Años", de Jesús Hernández, en la esquina izquierda, con calzón rojo y tres libras de peso. Puesto que Don Jesús tuvo el magnánimo detalle de prestarme el libro antes de su salida al mercado, le colgué a plazos en su blog una crítica amistosa del mismo y luego intercambiamos impresiones ad personam.


La tapa da un pelín de repelús, de rechazo. Sin embargo, tras ella, aparece un curioso paseo, capítulo a capítulo, del '33 al '45, sobre el día a día de los civiles en la Alemania nazi. Claro que se mencionan a un montón de mandamases y batallitas por el camino, no sea que el lector se pierda en la cronología, pero la gracia del libro es esa visión mundana y prosaica de los hechos. Sin un protagonista definido -no es una novela- nos transporta a la conciencia colectiva alemana y como ese señor bajito de bigote montó el pollo más grande jamás concebido de todo el siglo XX.
El libro, que tiene un trabajo documental enorme, nos habla de las tretas de la cúpula nazi para pervertir a la plebe (bajar el precio de los volkswagen y subir la gasolina, exempli gratia), el doble rasero para medir casi cualquier cosa (sea la genealogía, sea el precio de la harina) y como todo aquel caos absoluto (la improvisación organizada) cuajó en la racional mente del pueblo alemán. Lástima que el libro flojee al final, omitiendo desarrollar conceptos como el Volkssturm o el Werwolf. A cambio y de camino, nos ofrece pasajes la mar de pedagógicos sobre sociología, propaganda y manipulación de masas. Todo eso sin olvidar que, pese a las pretendidas bondades del Reich, los nazis seguirán siempre siendo los malos malosos; sin caer en el academicismo propio de la bibliografía de la 2ª Guerra Mundial; y obsequiando por doquier las anécdotas más variopintas.
Me lo he pasado pipa con este libro, aunque también he pasado un poquito de miedo. El autor en ningún momento le dio al texto aire profético, pero es fácil que en el autodebate del lector surjan símiles con los tiempos contemporáneos (así, en plural).


Lo del miedo nace de ese momento en que estás leyendo algo y ¡leñe! algo deformado cobra sentido sin tenerlo, de forma visceral. Como en la peli "La Ola", cuando prevés se acerca el final y el guión es irresoluble, obligando a la trama a invocar un Deus Ex Machina para poder pasar a los títulos de crédito. Pues lo mismo. Es ese miedo fascinante, a lo Dragon Khan o, aún más fácil, a lo Barco Pirata de feria con una jaula en la popa. Ese miedo a la atracción, el imán de lo rechazable, produce un cosquilleo vicioso en las vísceras que desencadena una gratificante animalidad en el individuo.


Al otro lado del ring, uno de mis regalos de Sant Jordi: "El postporno era eso", de María Llopis. La regaladora me dijo que tenía vista a la autora de allí y allá de cuando vivíamos en la frontera del Raval y el Gòtic (el Aqueronte barcelonés), cosa que me da algo de pena y demuestra que soy un pésimo fisonomista. De hecho, me llevo cada susto por las mañanas...


El libro está escrito a lo diario/bloguero y narra las tribulaciones de la artista/autora y su vida porno/amorosa reciente. Paso a paso, se ve obligada a intentar explicar qué es el Postporno y cuál es su razón de ser. También nos deleita/aburre con un largo elenco de drogas y situaciones fetichistas, performances abominables y obras e intervenciones deliciosas.


A Llopis he de agradecerle, desde la invisibilidad, haberme devuelto el interés que tenía aparcado casi desde el Inframundo (o quizá El Perfume) sobre la teoría de las morbosidades humanas y la influencia de la sexualidad como lubricante de los engranajes de la maquinaria social tanto al detalle como al por mayor (o llámele usted como le plazca, buffet libre de eufemismos)


Del libro me gusta un 60%, me molesta un 40%, me fascina un 20% mezcla de lo anterior y me horroriza un 10% añadido, cosa que podría explicar de forma estadística por qué hay tanto esto-barra-lo otro a la hora de describirlo.


Ni siquiera sé si es un libro recomendable. Pero me lo he tragado bien bien a gusto (a veces pasa lo mismo con las pelis de zombis, como por ejemplo la trilogía de "Feast")
Respecto al tema que trata, quizá sea prudente dedicarle un post entero más adelante. He de ordenar algunas ideas y disertar conmigo mismo sobre lo clásico y lo moderno. Pero sí es curiosa -de nuevo- esa sensación de morbo-temor ante la posibilidad de que se deshaga el ovillo y halles ante ti una verdad prístina tan incómoda que tu espongiforme cerebro no sea capaz de aceptar ni rechazar sin autoflagelarse en el proceso. Porque si le das sentido a una irrealidad irracional, la Realidad Racional se transforma en un ogro irascible.


Y ese ogro se asoma a cada rato para recordarte que, si no hay guión, no puede aparecer del cielo/techo un Deus Ex Machina que lo resuelva todo y deje las cosas tal como eran antes de ser lo que han llegado a ser. Si ambos autores  fueran conscientes de lo similares que son en esencia y en los sentimientos que transmiten, ellos también verían al ogro por el rabillo del ojo...porque si una vez dijimos que el mal atrae, valgan los dos citados libros como buena muestra de ello. 
Bienvenidos sean.


Al final, un servidor llega a casa y, por no hablar de la leche de brik, se dedica a parir frases cancerberas, subordinadas monstruosas de gargantuesca cola y alas amurcielagadas para hablar de libros que, bien vistos, quizá hubieran merecido una reseña más sencilla. Buenas noches, de aquí a la piltra.

3 comentarios:

  1. Coño, claro que el mal atrae. y lo sucio. y lo desagradable. Y desde todas las perspectivas culturales, desde la ignorancia absoluta a la bendita infancia, desde la alta cultura a la pop a la trash. A algunos les gustan hasta las películas de Pedro Almodóvar. En El entierro prematuro, Poe ya dice que ante la idea del peor destino que pueda sufrir un ser humano (el susodicho, junto con estar escuchando eternamente el disco aquél que sacó Mecano en el 91-92, el de los jamones de York) nos invade tanto horror como un extraño y escalofriante placer. En el otro extremo del arco cultural, quien tenga una edad se acordará de aquella seruie de cromos ochenteros llamada La pandilla basura. y por lo visto existe un estudio muy sesuso 8es cierto, aunque nunca lo he leído) según el cual ET es una disección muy meticulosa, voluntaria o no, de la fascinación de los niños... por la mierda.

    A qué viene todo esto, o cuándo me he desviado del tema? Pues no sé, pero no te quejarás de respuestas...

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  2. Yo no creo que el concepto de "mal" vaya ligado a "sucio" o "desagradable". Sencillamente porque el "mal", por sí solo, no produce náuseas (que son un acto reflejo de supervivencia), sino un binomio temor+atracción.

    De todas formas, siempre hay que distinguir entre el susodicho mal por sí solo y el causar mal a los demás. Sobre el primero trataremos a menudo por aquí, porque separar mal de bien es marcar el límite del Albedrío. Sobre el segundo, no.

    Gracias por pasarte. ¡A ver cuando vemos tu blog de cine!

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  3. no creo que el concepto de "mal" vaya ligado a "sucio" o "desagradable".

    Puede el Bien ser sucio y desagradable?

    Lo prometido es deuda, primera visita al blog!

    :]

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