jueves, 3 de junio de 2010

Tres tristes libros, tres.

Es mi intención poneros al día de mis últimas lecturas. 
Es decir, no nos preambulemos más y tomad nota de:


- Congreso de futurología: del mismo que hizo Solaris (el libro, no me refiero a George Clooney). Ciencia ficción lisérgica. Te ríes un rato hasta que ves que, no sólo no tiene gracia alguna, sino que además el libro se está quedando contigo, lo cual está muy bien porque, en el fondo, de eso se trata el tema. Una pequeñita obra maestra de andar por casa, ideal para incondicionales del (sub)género.


- Firmin: quizá no sea un mérito enorme tratar los sentimientos humanos a través de una rata de cloaca, pero es tan entrañable...
Se lee en un ratito -tiene un aire a Mendoza- y deja un regusto dulciamargo, propio de una historia correctamente narrada, sin más pretensiones que la de cogerle cariño a la dichosa rata y poco más. Ideal para una tarde lluviosa.


- El arte de acampar, librito de 1968 plagado de máximas tipo "no juegues con fuego" y "hay algunos alimentos que son más divertidos de cocinar al aire libre". Tengo la firme teoría de que este libro inspiró al autor de Guía de Supervivencia Zombi, ya que el elenco de cuchillos, hachas, sogas, nudos y técnicas de supervivencia (¿qué hacer ante un oso? ¿cómo montar una empalizada?) es, mire como se mire, desmesurado. Eso sí, también incluye recetas tipo salmón a la plancha una vez disertadas las diferentes técnicas de pesca de río.




Cada uno de estos libros llegó a mí por algún esotérico motivo. Pero esta vez no busquéis relación alguna entre ellos. 
Es lo que tiene el libro albedrío.



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