jueves, 6 de mayo de 2010

Plebemaquia

Aquellos de nosotros que nos gusta ir en metro -y digo nos gusta como ejercicio de autoconvicción- hemos disfrutado -¡eufemismo!, ¡eufemismo!- de la pregrabada retransmisión del "happening de ball de TMB" en las pantallitas de los vagones. Pantallas que ya podrían decirte qué tiempo hace fuera o cómo va el Barça, por hacer algo útil.


Naomi Klein, en su librito negro No Logo, ya advertía sobre la prostitución del arte para sobrevivir. Bueno, de hecho no advertía nada (véase la Capilla Sixtina, véase el Orange Arena) y su excelente libro está a rebosar de obviedades que seguramente ya eran evidentes antes de su publicación en el año 2000. No vayáis corriendo ahora a comprar el libro, que la parte que ahora nos atañe lo resumo yo muy rápido: el arte necesita de la financiación privada para subsistir. Si nadie paga, no habrá arte.


Las giras de artistazos y artistuchos están esponsorizadas por grandes marcas. Nuestra amiga Shakira "pies descalzos", que hoy no ha podido venir a dar su versión, conduce un Seat León rojo, por poner un ejemplo ilustrativo.


No explicaré aquí qué es un happening y un flashmob. Quedaos con la copla de que a un tipo se le ocurre una idea genial en Carolina del Norte. Años más tarde, la idea cuaja y voilà! tenemos una nueva manifestación artística. Un poco más tarde, aparecen los publicistas.


¿Sí? Aclarémoslo. En el presente ejemplo, entre los primeros happenings y su usurpación por las grandes compañías pasan unas cuatro décadas. Pero a día de hoy, las cosas no van tan lentas.


Por lo tanto, si mañana a alguien se le ocurre lo-que-sea, revolucionario y maravilloso, en Moscú, y lo hace, alguien lo verá, le gustará y podrá valorar su efecto entre el público presente. Pasado mañana esa idea prístina estará pudriéndose de mercadotecnia en un bufete de Nueva York.


Aviso que hoy no estoy para bromas.


Arriba habéis visto lo que ha hecho TMB. Al tragaros el vídeo, habréis podido comprobar como los vigilantes del metro controlan el paso aquí y allá. ¿Pero debe parecer algo espontáneo, no?


Era obvio que los de TMB no han inventado nada. En Barcelona ha habido cosas parecidas, de verdad y de mentira, desde hace un tiempo. Me gustaría poneros el ejemplo TMB pero a lo belga. Allí son más serios, y sacan la artillería: una niña encantadora, Sonrisas y Lágrimas...realmente, es para verlo.


Ahora alternémoslo con otros dos ejemplos. Están sacados de la movida del 26 de junio del año pasado, cuando hubo una convocatoria mundial (dícese, por todas partes) para saludar a Michael Jackson, que estaba en el cielo. Primero, en Hong Kong, una chapuza soberana. Y quizá por eso es auténtico...algo parecido (hay un montón de vídeos de ciudades, cada una a su manera) a San Francisco, donde ni se molestaron en coreografiar nada.


Pero la madre de la idea de TMB la tuvo T-mobile (algo así como Movistar en Gran Bretaña). He aquí. De hecho, estos de T-mobile han parido cosas aún más grandes, como el karaoke en Picadilly Circus con intervención de Pink. Pero TMB puede estar tranquilo. Equiparable a lo suyo está lo de Trident.


¿Veis por dónde voy? ¿Cuántas grandes ideas morirán por no caer en manos de publicistas sin escrúpulos?
¿No deberían ser realmente creativos? Porque una cosa es esponsorizar a un artista, que no a su obra (eso ya llega, ya llega...) y la otra es asimilar una idea original y recauchutarla en anuncio.
Peor aún. Sí, peor aún es cuando uno se da cuenta que este tipo de cosas, sin la cobertura económica de una gran empresa, serían casi irrealizables. Pero a veces dan ganas de vomitar.


Acabo con uno más y la promesa de un próximo post más jocoso (éste también podría haber sido más alegre, la verdad). El primero es el como se hizo el happening publicitario de Diesel en La Rambla. Y eso que Diesel siempre ha tenido ideas para publicitarse más o menos aventajadas. 





Lo temible es llegar a la conclusión de que las futuras expresiones artísticas estarán supeditadas al uso publicitario que se pueda dar de ellas. Lo curioso es que los flashmobs nacieron para criticar el "factor oveja" de los consumidores. En fin, si empezamos a llamarlo mecenazgo (¡eufemismo! ¡eufemismo!) en vez de usurpación, será más fácil hacernos la idea. 


Poetas, id buscando cosas que rimen con "Movistar", que a lo mejor encontráis un sueldo por ahí. ¿O acaso alguien no quería que los trovadores regresasen?

2 comentarios:

  1. Pero estamos ante la prostitución del arte o ante la contaminación del arte por parte del capitalismo?

    (Hmm, me cuesta llamar a los Flashmobs, arte...)

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  2. El único arte que no se prostituye es aquel que no se comparte, y ni así, ya que todo arte nace del y para el intercambio de una o varias formas.

    Y el arte se reproduce como una mala hierba en el capitalismo, pues éste es el sistema económico que crea más excedentes. Hay una simbiosis algo perversa en ello.

    Sin embargo, en una época de derechos de autor, la usurpación de ideas puede provocar la no profusión de las mismas a corto plazo.

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