
sábado, 28 de agosto de 2010
Fugaz texto sobre la teoría del color
Los egipcios, además de ser gente muy simpática y pese a carecer de ninjas, llegaron a la conclusión de que más les valía usar determinados colores simples a la hora de policromizar sus paredes. Esos determinados colores, elegidos a modo de convenio, servían para representar tanto la versión idealizada de esos mismos colores como la incapacidad de representar un mismo color expuesto a lo que le rodeaba. De esta forma, una planta verde era simplemente pintada de verde estándar, y con eso de daba a entender que ese verde sería más oscuro por la noche, más claro por el día y etcétera. Como todo lo de los egipcios es difícil de explicar, más si no hablamos de OVNIs, pasaremos de ellos por ahora y llegaremos a Aristóteles quien, ya en su momento, relacionó ciertos colores básicos con los cuatro elementos. La cosa tuvo tanto éxito que siguió usándose hasta Newton, pasando por los mayas, los alquimistas y cualquiera que no tuviera problema en distinguir una manzana verde de una madura.
No es de extrañar que hayamos mencionado el verde. El verde es el color para el cual el ojo humano está mejor preparado. Además, está justo en el centro del espectro visible, cosa que facilita mucho el trabajo del cerebro, ese gran estafador. De hecho, la gente no pinta las paredes de verde para no tener que desviar constantemente la atención hacia ellas. O sí, por ejemplo en los quirófanos o en las consultas de podología. Tampoco hay que olvidar que el verde es antitético del rojo. Ya sabéis, sangre, sexo y rock'n'roll.

Véase:
en castellano,
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