Tras leerme los tres libros de Desmond Morris (El Mono Desnudo, La Mujer Desnuda y el Zoo Humano) y el espectacular La Especie Elegida (del Proyecto Atapuerca), ya se puede decir que soy antropólogo amateur.
La cosa tiene cero méritos. Parafraseando a una antropóloga de verdad, "todos somos antropólogos, aunque muy pocos se ganen la vida con ello". Pero tanto da. Vamos a redactar un artículo de antropología y luego, en un elegante movimiento narrativo, lo vincularemos con el siguiente post de zombis.
Pero antes ¿os acordáis de los posts de la Guerra Fría? (MAD y SDI) Allí se hablaba de la carrera armamentística. Si tu rival creaba un misil que llegaba más lejos, tú inventabas un misil interceptor más rápido. Ante los submarinos, bombarderos; ante éstos, cazas; contra cazas, cazas mejores; entonces mejores misiles ICBM y así...
Pues los animales, y la evolución con ellos, funcionan más o menos igual. El guepardo más rápido cazará más gacelas. Las gacelas y guepardos más lentos tienen menos probabilidades de sobrevivir y, por lo tanto, reproducirse y perpetuar su cadena genética. El mejor guepardo de hace un millón de años, sería incapaz de cazar una gacela de hoy en día. Esto es bastante fácil, y seguramente ya lo saben hasta los que me leen en diagonal.
Si este punto ha quedado claro, veamos el siguiente: los dos órganos que consumen más energía en un animal son el cerebro y el estómago. Seguramente te habrás dado cuenta de que usas más uno que otro, y raramente a la vez. Cuanto mayor y más sofisticado es uno, menor y más simple es el otro.
Tener un cerebro "mejor" te permite acceder a fuentes de alimentos más eficientes (carroña primero, carne después), cosa importante pues, a cambio, tu estómago no tendrá tanta energía para asimilar alimentos menos asimilables (fruta verde, tubérculos, hojas). Perfeccionar las técnicas cognitivas conlleva a obtener recursos más rápidamente y con menor gasto energético (trampas, conocimiento de los hábitos de la presa, cocción) a la vez que, inevitablemente, atrofia el estómago, obligando a una mejor aún gestión de los recursos (herramientas, armas, agricultura y ganadería) para procurar aún mejor alimento más veces. Esta fascinante relación seso-tripa se hace evidente en todo el reino animal, especialmente en los mamíferos superiores.
Con esto en mente, se explicaría casi todo, si no fuera porque el ser humano es incapaz de reproducirse solito. La manutención de las crías es un agujero negro energético. Los primeros homo tampoco llegaban a fin de mes.
Por ello, y como ya se veía venir, el hombre es un animal grupal (barra tribal, barra clan, barra unión de repúblicas socialistas soviéticas, barra unión económica europea, barra estados unidos de américa, barra...) Ello tiene un montón de explicaciones lógicas, pero sin alejarnos del tema a seguir, añade un factor más a la ecuación.
Solemos hablar de evolución individual. Por ejemplo, los dichosos guepardos y gacelas del principio. Sin embargo, al asociarse, los animales añaden la evolución grupal. Aquellos núcleos que, no sólo tengan los mejores individuos, sino que gestionen mejor los recursos, serán los que tengan mayores probabilidades de perpetuarse. La pirotecnia evolutiva nos emboba cuando, a la propia genética del individuo se añaden otras virtudes, como la capacidad de sacrificio por el bien común.
Sirvan de ejemplo las manadas de lobos. Llegado el invierno, un lobo viejo o enfermo, tiende a abandonar la manada para no reducir las probabilidades de supervivencia de la misma. Igualmente, si presuntamente el legado genético de las crías es mejor que el propio, los elefantes crean un círculo alrededor de los miembros más jóvenes, protegiéndolos ante un ataque.
En los humanos, la gestión de los recursos va vinculada a la comunicación. Pequeños grupos, pero con un lenguaje desarrollado, crecerían y se reproducirían claramente mejor que otros. Puesto que el lenguaje (y con él, la capacidad de abstracción) está en relación directa con el cerebro, no es baladí compararlo con misiles paleolíticos en la carrera por la supervivencia. Es el grupo quien debe sobrevivir y crecer, y lo hará gracias a esos tres factores:
- Mayor capacidad de gestión de recursos.
- Mejor comunicación
- Capacidad de sacrificio y bien común.
Ahora, hablemos de pelis de zombis.
Por si el tema del cerebro y el estómago os da hambre, aquí os dejo una receta:
ResponderEliminarPan con queso (para 2 personas)
Una hogaza de pan.
100 gr. de queso curado del bueno.
Dos tomates maduros.
Aceite de oliva y sal.
Restriega los tomates, previamente partidos por la mitad, por la superficie del pan. Tira la piel. El pan lo puedes tostar previamente.
Reparte un chorrito de aceite y una pizca de sal.
Corta el queso en láminas y colócalo encima del pan.
Servir y comer. Maridan vinos tintos y cervezas nacionales.
Si el tomate no era suficientemente maduro como para que sólo quede la piel siempre se puede poner una pizca de sal (optativa) y comerse el tomate.
ResponderEliminarEs curioso el hecho que tras una serie de lecturas, hoy quizá más tras ver algún documental (por suppuesto por internet, nunca más por la tele "convencional" y cuatro lecturas de webs seleccionadas) ya nos podemos considerar "x" amateur. Todos, y siempre a sido así, lo hemos hecho. Y hasta hay quien se lo llega a creer.
Para no extender baldíamente el comentario, sólo decir que la especie humana es, y seguirá siéndolo siempre, una especie animal, y como tal regida por las mismas necesidades y por las misma leyes.
Simplemente que a veces los árboles no nos dejan ver el bosque. ¿O es el bosque el que no nos deja ver los árboles?